Cosas antes de las vacaciones
Esta carta es la última de la primera temporada, en agosto estaré de vacaciones (al fin) y hasta septiembre no las retomaré.
Supongo que lo habrás leído en muchos sitios ya: el 28 de julio la Tierra ya habíamos consumido todos los recursos disponibles para 2022. A esto lo llaman el día de sobrecapacidad de la Tierra, sobregiro o en inglés Overshooting Day.
Cada año lo hacemos antes. En 1970, cuando empezó a medirse, el día de sobrecapacidad de la Tierra fue el 29 de diciembre, y desde entonces no ha dejado de adelantarse con excepción de 2020, el año de los confinamientos (o lockdowns) que hubieron en todo el mundo que se retrasó al 22 de agosto.
Nuestro ritmo de consumo y utilización de recursos es cada vez más acelerado. Parece que el planeta Tierra es muy grande pero nuestra capacidad como especie extractora de recursos no tiene igual en la historia del planeta, ni en la historia de la humanidad.
Este consumo de recursos está basado en gran medida en la utilización de combustibles fósiles y la solución es reducirlo a lo mínimo imprescindible a nivel global.
Recientemente en Europa ha habido una gran polémica al declarar la energía nuclear y el gas natural como energías verdes de transición. Dos energías problemáticas, el gas natural porque aunque sus emisiones son mucho menores que las del gasóleo o el carbón, sigue emitiendo CO2. Y la energía nuclear porque, aunque es una energía que no emite CO2 durante sus operaciones y genera una gran cantidad de energía, el problema de gestión de unos residuos radioactivos de larga duración y el riesgo de accidente (como lo que sucedió en Fukushima o Chernobyl) hace que para muchos sea un problema.
Sin embargo, yo quiero incidir en dos aspectos que hasta ahora no se han oído mucho en los medios de comunicación sobre la energía nuclear y sus limitaciones.
Por una parte, el combustible que se utiliza se obtiene a partir de minerales de plutonio, uranio… que se tienen que extraer del interior de la tierra a través de minas (y que son recursos limitados). En la actualidad, las explotaciones mineras funcionan utilizando gasóleo para la maquinaria dado que hacerlo con energía eléctrica según ubicaciones es muy difícil si no imposible, y el transporte de materiales en camiones también utiliza grandes cantidades de gasóleo. Esta necesidad es constante a lo largo del ciclo de vida de la central nuclear. En el caso de energía fotovoltaica o eólica esto sólo sucede en la fabricación y luego en las tareas de mantenimiento cuyas emisiones son menores.

Por otra parte, muchas de las centrales nucleares dependen del agua de ríos, lagos o mares para su refrigeración durante su funcionamiento. Quitando la parte relacionada con que una menor capacidad de refrigeración reduce el rendimiento en la producción de energía, el impacto sobre los ecosistemas es más importante de lo que parece.
Las consecuencias del cambio climático prometen un aumento de temperatura, con sequías importantes que limitarán el uso de centrales nucleares. Interesante este post sobre ¿Por qué se apagan algunas centrales nucleares en las olas de calor extremas? en el que explican que el principal motivo es proteger los ecosistemas acuáticos. Este año en Francia, en el contexto de crisis energética, el gobierno francés ha permitido temporalmente el vertido de agua de refrigeración a los ríos del sur de Francia con una temperatura superior a lo que permite la ley.
Afortunadamente, parece que hay tecnología para sustituir estos sistemas aunque siguen basados en agua, y permitir que la nuclear sea una energía de transición a un mundo neutro en carbono.
Ahora sí os dejo con este batiburrillo de arriba, espero que os haya resultado interesante y nos vemos en septiembre.