El principio de la purpurina
Hoy he publicado un post en cienciaybiologia.com sobre la sostenibilidad de la purpurina (si quieres leerlo puedes encontrarlo aquí) y me ha hecho reflexionar sobre cómo utilizamos los recursos.
Reconozco que a mí me gusta un brillibrilli (que diría La Vecina Rubia) como a cualquier otra persona y que me gusta moderadamente la moda, tener zapatos y bolsos bonitos, una casa bien decorada…
Sin embargo, esto a menuda choca con la filosofía de reducir mi impacto ambiental al máximo en la medida de lo posible. Que no es sólo utilizar cosas ecofriendly (que se han venido llamando) o cosas con poco impacto ambiental, si no también reducir el consumo de todo en general. Cuanto menos compre menos recursos se invierten: menos energía necesaria, materias primas, uso de la tierra…
Por otra parte, desde antiguo a los seres humanos nos ha gustado ataviarnos con tejidos, abalorios, pinturas… a nosotros y nuestros espacios para diferenciarnos del grupo, para sentirnos parte de él, para mostrar status… Se aprecia en los restos arqueológicos encontrados desde antiguo.
Actualmente tenemos a nuestra disposición una gran cantidad de opciones para dar respuesta a una necesidad atávica. Muchas de ellas de escasa calidad y durabilidad. Pienso en la cantidad de ropa en el desierto de Atacama.
Quizá se nos ha ido un poco mucho de las manos.
Somos una especie más del planeta que busca satisfacer sus necesidades pero con una gran capacidad de modificación del entorno dada nuestra capacidad tecnológica.
Como los primeros organismos autótrofos en su momento cuando modificaron la concentración de oxígeno de la atmósfera (recordatorio: los autótrofos son aquellos que son capaces de vivir a base de la energía del Sol y el dióxido de carbono de la atmósfera emitiendo oxígeno).
Consiguieron modificar la concentración de oxígeno de la atmósfera lo que permitió la aparición de organismos y plantas fotosintéticas. A cambio, los organismos anaerobios (los que no pueden vivir en presencia de oxígeno) fueron desapareciendo.
Nosotros estamos haciendo lo mismo pero todo apunta a que lo vamos a convertir en un lugar inhabitable para el ser humano. Al planeta le dará igual, otras especies aparecerán. A nosotros nos debería preocupar más.
Sin embargo, vivir solo por sobrevivir sin poder dar satisfacción a las necesidades que van un poco más allá de la pura supervivencia (nacer, comer, crecer, reproducirse y morir) tampoco me parece una opción realista.
Por eso abogo por un consumo consciente, antes de comprar o utilizar algo pensarlo. Utilizar la purpurina en ocasiones especiales y no cada fin de semana puede ser un paso para reducir nuestro impacto ambiental. No es reprimirse, es dar a ciertos momentos una relevancia especial, una magia diferente. Que el impacto ambiental que hayamos generado esté justificado por lo especial de la ocasión. El principio de la purpurina aplicado a nuestra vida en general: que las ocasiones lo merezcan.
¿Y tú? ¿Utilizas el principio de la purpurina?