Sol y nubes (digitales)
Ya somos 753 suscriptores a esta newsletter. Gracias a todos y todas las que la difundís, y especialmente a los que me leéis. Desde aquí cuento cosas que me parecen interesantes y que espero que a vosotros también os lo resulten, y si pensáis que puede interesar a alguien más, por favor, ¡compartid!
Es posible que alguna vez te hayas preguntado si la actividad solar y el cambio climático están conectados, y, especialmente si la actividad solar está potenciando los efectos del cambio climático.
A la hora de estudiar el Sol, se considera que tiene períodos con diferentes niveles de actividad, la duración de estos períodos o ciclos es de 11 años. En esta gráfica, que procede de este artículo de la Nasa, podemos observar que el Sol actualmente está en uno de los ciclos de menor actividad de los últimos 100 años y, en cambio, la temperatura es la más elevada en el mismo período.
El Sol (por suerte o por desgracia) no está detrás del calor que estamos sufriendo. Afortunadamente, el Sol no es la causa y esto es bueno porque es algo sobre lo que no podemos actuar. Desgraciadamente el Sol no es la causa y la humanidad es incapaz de tomar las acciones necesarias para salvaguardar su modo de vida. Porque no nos engañemos, el planeta sin los humanos seguirá, los humanos seguiremos pero… ¿en qué condiciones?
Vivimos en una sociedad hiperconectada e hiperelectrificada que a medida que todos los países del mundo vayan alcanzando niveles de desarrollo aceptables irá a mucho más.
La generación de energía (aunque cada vez más renovable) es una de las principales causas de emisiones de carbono. ¿Cuántas cosas utilizamos que no dependan de energía eléctrica? Cada vez menos. Yo misma estoy escribiendo este mail, utilizando, claro está, energía eléctrica.
Hoy por hoy, la energía eléctrica que podemos producir es limitada tanto por energía renovable como no renovable. En el caso de Europa, estamos viendo cómo la energía es limitada con algunos países (Reino Unido) anunciando cortes de luz por la falta de gas natural debido a la guerra de Ucrania.
No sólo es la falta de suministro si no el precio que pagaremos por tener un planeta inhabitable si la temperatura sube más de 3ºC en 2100.
Urge reducir el consumo innecesario de energía eléctrica para poder redistribuirla y optimizar el uso de recursos. En este sentido y por otras razones (ya saben Ucrania, que es una desgracia tremenda pero una oportunidad para acelerar la transición energética), se están tomando planes de ahorro energético en la Unión Europea por el duro invierno que se anuncia. Ojalá muchas medidas se queden y nos ayuden a reducir las emisiones.
Mientras tanto nosotros podemos tomar acciones sencillas y que puede ser sorprendentes. Podemos actuar sobre nuestra nube de archivos electrónicos. La nube nos permite acumular infinidad de archivos, un almacenamiento casi ilimitado que consume energía, agua (para la refrigeración) y emite gases de efecto invernadero.
La huella digital supone el 3% de las emisiones de carbono pero es algo sobre lo que podemos trabajar con rapidez y sin que suponga un gran coste personal.
¿Qué cosas podemos hacer?
Desuscríbete de las newsletters que no leas nunca, un mail de 1 MB equivale a 20 g de CO2, un mail de gracias suponen 3 g de CO2.
Borra todos esos correos que tienes en la nube del mail ya que consumen recursos de almacenamiento. Eliminar 30 mensajes pueden ahorrar 222 W, casi el equivalente a una bombilla de bajo consumo que se deja encendida durante un día. Ya os digo que yo he sido capaz de borrar 2.000 mensajes de correo electrónico, sin pensarlo mucho he ahorrado 444.000 W.
Lo mismo para las fotos que acumulas en la nube y que no te interesan, o que pueden estar duplicadas y triplicadas, pero que por pereza no has borrado.
Cerrar las pestañas del navegador que no se usan.
No realizar búsquedas en google innecesarias, y además, así podemos ejercitar la memoria. Yo soy la primera que dice, Google lo sabe, ¿para qué memorizar?
No perder tiempo en redes sociales, porque son constantes llamadas a los servidores y consumo de energía.
Espero que os haya resultado interesante la carta de hoy, si has borrado algún mail, me gustaría que me lo dijeras en la nube para ver si no estoy sola en mi síndrome de Diógenes digital.
¡Os espero la semana que viene!