Plogging, plásticos y salud
Reconozco que el término plogging me produce sensaciones contradictorias. Por una parte me parece una iniciativa fantástica pero por otra parte me produce rechazo.
El plogging es un término nuevo para una actividad antigua: recoger residuos mientras paseas, trotas o corres por la naturaleza, ya sea campo, playa o montaña.
Es esperanzador y motivador que las personas se unan en grupos para limpiar de plásticos la naturaleza pero por otra parte el que hayamos llegado al punto de convertir la naturaleza en un lugar donde puedes encontrar plástico en cualquier parte (como en las profunidades de la Fosa de las Marinas a 11.000 metros de profundidad) me produce un tremendo enfado.
Los plásticos llegan a todas partes: encontramos plásticos en el mar, en ríos, lagos, en montañas, en el suelo cultivable… a todas estas zonas llega o bien por vertidos incontrolados, o por una nefasta gestión (se vuelan de los camiones de recogida y contenedores, de los vertederos), o por la propia degradación del uso de los mismos.
Esto se observa bien en agricultura donde los plásticos que se utilizan en los diferentes cultivos se van degradando por la exposición a la intemperie y se integran en el suelo donde después se cultivan las plantas.
Hay un libro muy interesante llamado “La era del plástico” que puedes encontrar en Amazon aquí o también en versión Audible (ahora que tienen la promo de tres meses gratis), donde se explica cómo llega el plástico a la naturaleza y cantidades y consecuencias (igual da para alguna newsletter futura).
Siguiendo con la relación de plástico y salud es importante resaltar que el mayor peligro potencial se encuentra en los microplásticos.
Según la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos), se consideran microplásticos aquellos que tienen un tamaño menor de 5 mm.
Como comentaba antes sobre la agricultura, la exposición de los plásticos a la intemperie conlleva que los efectos atmosféricos y el sol los vayan degradando progresivamente, cada vez son más pequeños. El agua y el sol los degradan y el viento los arrastra, también las lluvias que transportan los plásticos desde la tierra al mar.
Los animales beben y se alimentan de otros animales y agua que se encuentra llena de microplásticos. Muchos de ellos también se alimentan de plásticos de gran tamaño.
¿Cómo llegan los microplásticos a nuestro cuerpo?
Los microplásticos se encuentran en el agua potable que bebemos y en el interior de los animales que comemos, en los que se van acumulando cada vez en mayores cantidades por bioacumulación.
Hasta hace pocos años no se habían detectado en el cuerpo de los seres humanos, sin embargo, en 2018 un estudio realizado en unas pocas personas de todo el mundo detectó plásticos en las heces. Recientemente se han detectado en la sangre y en los pulmones ya que los nanoplásticos (aquellos que tienen un tamaño inferior a una micra, es decir son 0,001 mm) pueden cruzar la membrana celular (y eso no suele ser sencillo, aquí si quieres conocer algo más sobre la membrana celular).
No sólo partículas plásticas si no sustancias plastificantes que se utilizan en la industria alimentaria para los envases alimentarios se han detectado en el cuerpo humano.
El agua que bebemos sea embotellada o del grifo, el consumo de productos del mar (pescado, moluscos, almejas…), de animales que han sido alimentados con agua, y en menor medida de las plantas, son fuentes de entrada de micro y nanoplásticos a nuestro cuerpo.
Los envases de plástico de usar y tirar, los embalajes de plástico que encontramos en los supermercados, el bisfenol A presente en el recubrimiento de latas como las del atún… contienen determinados compuestos que se han detectado en el cuerpo humano.
La salud y los microplásticos
Estos compuestos pueden actuar como disruptores endocrinos esto quiere decir que interfieren con la regulación hormonal normal del cuerpo humano y pueden derivar (to) en hipotiroidismo, diabetes, e inflamación que puede derivar a otras enfermedades como cáncer.
A study group from Germany demonstrated widespread contamination of mineral water with xenohormones leaching from plastic bottles (polyethylene terephthalate (PET)) that possessed potent estrogenic activity in vivo (Wagner and Oehlmann 2009) which can have carcinogenic activity in the body of the consumer (Acconcia et al. 2017).
Un grupo de investigación de Alemania demostró la contaminación generalizada del agua mineral con xenohormonas lixiviadas de las botellas de plástico (tereftalato de polietileno (PET)) que poseían una potente actividad estrogénica in vivo (Wagner y Oehlmann 2009) que pueden tener actividad cancerígena en el cuerpo del consumidor (Acconcia et al. 2017).
Como siempre, todos estos compuestos afectan más a niños y bebés por lo que hay restricciones para el uso de compuestos como el BPA en juguetes infantiles. De hecho un estudio lo relacionó con el riesgo de desarrollar autismo (aquí puedes leerlo).
Esta newsletter podría ser extraordinariamente larga y estamos en verano y de vacaciones, así que me reservo hablar en detalle de este tema más adelante para no fastidiar las vacaciones a nadie. Si os gusta el tema, también podemos hablar de las iniciativas que hay de economía circular en relación con el plástico (para así tener también buenas noticias).
¿Qué hacemos?
La tarea que hay por delante no es baladí y dada las miles de millones de toneladas de plástico que se producen en todo el mundo no vamos a solucionar el problema de hoy para mañana pero sí podemos hacer algunas cosas para contribuir de forma directa e indirecta a nuestra salud.
Si vas a la playa, montaña, lago, río, o simplemente por la ciudad (recuerda que los plásticos vuelan) recoge tus residuos y deposítalos en los contenedores.
Busca alguna actividad de plogging cerca de donde estés de vacaciones y si no la hay practícalo con tu familia, amigos o en solitario. La satisfacción de dejar algo en mejor estado que cuando lo encontraste no tiene precio.
Evita usar plásticos de usar y tirar, prioriza el cartón y si es posible, utiliza materiales reutilizables (si no son plásticos mejor).
Bebe agua del grifo y lleva una botella de metal o vidrio con tu agua (evitarás cantidades de plásticos en tu cuerpo).
Cuando vayas al supermercado, prioriza los envases de cristal y compra a granel en envases que lleves desde casa cuando sea posible.